2 de septiembre de 2010

Historias

El tiempo que nos queda en este país, en este continente, se va agotando como una vela, una vela irrecuperable, pero que siempre se puede sustituir por otra y por otra y por otra. Empiezan aflorar las primeras conclusiones sobre este viaje, el análisis es difícil e importante, no hay que limitarse solo hacer y hacer, sino hay que analizar y sacar conclusiones de nuestras acciones, actos y demás.

En cuanto al tiempo pasado aquí, como experiencia increíble, inolvidable, me llevo mil historias que contar e infinitas que recordar. Todo ha sido una aventura que no sabias ni cuando iba a empezar ni cuando iba a terminar, desde salir a comer, hasta dar un paseo se convertía en anécdota tras anécdota que no te daba tiempo analizar y mucho menos apuntar. Las que más quedaran en el recuerdo y otras caerán en el olvido, pero eso tampoco es malo, por que siempre queda un pequeño residuo de algo que aflorara en la siguiente experiencia parecida, así es nuestra mente.

Aquí en Senegal uno nunca se siente solo, siempre tiene gente alrededor, normalmente si tengo que hablar por teléfono, me voy a una plaza que hay al lado de casa, allí me pongo debajo de un árbol y como normalmente es de noche es un buen lugar para observar sin ser observado y se puede hablar por teléfono tranquilamente, por que como digo, aquí uno nunca está solo. Pues llega un chico, se sentó a mi lado y se paso todo la conversación allí sentado. Al principio me molesto un poco, luego me resulto indiferente y luego, después de intercalar unas palabras y saludos con el me puse a reflexionar. No estaba intentando incomodarme, ni era una falta de educación, al contrario, era todo un gesto de cortesía quedarse allí sentado esperando a que terminara de hablar para saludarme y charlar un rato. Eso en Europa es impensable. Aquí el ritual del saludo no tiene tiempo concreto, cuanto más saludes, más agradecido se sentirá el otro.

Otra cosa que me sorprende y me cuesta acostumbrarme, por de donde vengo, es a las casas. Las casas siempre están llenas de gente, bueno mejor dicho el suelo de la puerta de las casas, porque aquí la casa se reduce a una habitación, donde dormir y poco mas, no se necesita nada más que una estera y un trozo de suelo. De repente venían niños o gente a casa y se sentaba tranquilamente en nuestras escaleras a observarnos, en España eso puede llegar a incomodar, pero aquí no, aquí es su forma de vida, no hay privacidad, para casi nada. En las casas se entra sin llamar, sin preguntar, entras te sientas y haces lo que quieras. Aquí no existe el concepto de me voy a encerrar en mi casa a trabajar, eso es simplemente impensable, las puerta, las veces que las hay siempre abiertas, eso si la cortinas cerradas para que no entren moscas ni mosquitos. Además cuando el calor aprieta se esta mejor en la calle a la sombra.

Las moscas, las incansables moscas. Aquí la gente convive con estos animalitos sin más. Ves a gente dormida sobre sus esteras con las moscas rondándoles por todo el cuerpo, incluso en la boca (y no digo esto por que den lastima, sino porque no les preocupan) y no se molestan en quitárselas, pueden vivir con ellas sobre su cuerpo perfectamente, cosa que a mi me pone de los nervios, estar en cualquier sitio y que haya una sola mosca cojonera, tocando la moral. Pues aquí no hay una, hay cientos. Y de los mosquitos, que decir, que no respetan a nada ni a nadie. El otro día sentado en la calle (como es habitual) escuche un mosquito cerca de mi oreja, ese pssss, que pone de los nervios y rápidamente como un loco me puse a pegar manotazos a diestro y siniestro. Ndiaga me dijo una cosa que me quedo sorprendido porque yo nunca habría pensado así: deja el mosquito y escúchale, que mientras le escuches esta volando y no te esta picando…Me dejo loco.

Muchas preguntas, algunas sin contestar otras con varias respuestas, pero ¿con que me quedo? Pues con muchas cosas, con ese cielo tan colorido y bucólico, con las largas conversaciones para entender poco la mayoría de las veces, con las noches mirando al cielo, con los niños de la calle que nos persiguen y nos piden regalos, con una niña lindísima que siempre que nos ve viene corriendo a que la cojamos, con la comida de Mama-Mansei, con las risas de Maisa, con los niños del restaurante que siempre nos piden algo, lo que sea, desde un móvil hasta una botella de agua, aquí en África todo vale para algo, todo tienen una utilidad ya este roto o no, con las tardes de lectura, con las largas horas de espera, con el entrar en ese estado de dormitación y mirando al frente, pensar en todo y pensar en nada…..

Gracias por todo el apoyo y la fuerza que estoy recibiendo a través del blog, es un orgullo poder contar con gente, que cuanto menos, le interesa lo que tu piensas y tu manera de ver las cosas.

3 comentarios:

  1. No hace falta que no des las gracias por seguir tu blog,al contrario te estamos muy agradecido, por empaparnos de esa cultura tambien contada y reflejada en tu publicaciones.
    Estamos muy orgullosos de ser tu familia.
    MUCHOS BESOS...TEQUEREMOS Y ESPERAMOS CON MUCHAS GANAS TU REGRESO.....
    Nada lo de las moscas, te viene de los genes,de parte de MADRE

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  2. Pues si, es otra forma de ver y hacer las cosas, y esta es una posibilida, desde la distancia de sentir un poco más cerca todo esto, y relmente darnos cuenta de que la realidad que se vive hoy en otros paises es asi de complicada, y recapacitar sobre lo que nosotros tenemos, y de cosas a las que no le damos la importancia que tienen, y que es imprescindible para la supervivencia de otras personas en algun lugar perdido del mundo.
    Y por supuesto apoyar a esas personas que ponen su granito de arena y que se arriesgan, trabajan, luchan por un mundo mas justo, y que no les importa irse a estos paises a ayudar en lo que pueden, con los recursos de los que disponen.
    Llega el momento de hacer balance, recapacitar, pensar e intentar poner soluciones, sobre lo que se puede mejorar o sobre si hay que cambiar algunas cosas, pero todavía que la recta final de este proyecto, y hay que aprovechar hasta el ultimo momento.

    "Como fuerza social, un individuo con una idea vale por noventa y nueve con un solo interés"

    Un abrazo mu grande

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  3. Ains... los mosquitos. No sé si lo de escucharlos será buena estrategia, me la apunto para la próxima, por que en este primer y rápido viaje a tierras africanas uno ha vuelto con el cuerpo como si fuese un ferrero blanco ;)

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