Una de rutas.....

Hoy nos levantamos y tuvimos un día de senderismo casi al completo, para comenzar un buen desayuno en el ranchón, para coger fuerzas, que nos tocaba andar un poquito.
Marchamos hacia Masaya y nos fuimos al centro de interpretación del volcán (uno de los mejores centros que he visto yo), en cuanto a explicaciones, interpretación, enseñanza y aplicaciones, era excelente, tanto que pasamos casi una hora viéndolo.
Luego marchamos en la furgo hasta el cono del volcán, y mi pregunta era ¿cómo será un volcán visto desde arriba? Pues como me imaginaba, mucho humo, un hueco en el centro, en aquello que parecía una cantera de infinitas dimensiones, era la entrada del infierno, como decían los antiguos de aquí. Posteriormente marchamos en caminata hasta la cueva de los murciélagos, sufriendo un calor sofocante, pero conseguimos llegar entre matojos, carretera y tal….
Lo de esta cueva me impacto, sobre todo los tres primeros golpes contra el techo, jaja. 37 metros de profundidad, un km de caminata entre la tierra ante una oscuridad solamente rota por la luz de las linternas. Hubo un momento en el que nos callamos para escuchar a la tierra y fue sorprendente aquel silencio sepulcral solamente por el ruido de las tripas, que ya había hambre.
Cabe destacar que en esta cueva se escondían guerrilleros del FSLN para esconderse de las fuerzas somocistas, sin luz, con escaso oxigeno, en ese silencio tan vacio de sentido, pero a la vez tan lleno de sensaciones.
Camino de nuevo al volcán, cogimos camino a al mirador del lago de apoyo, comimos, reflexionamos mirando una laguna impresionante que era producto de un antiguo volcán, al fondo la ciudad de Granada y el gran lago de Nicaragua. No nos podíamos perdernos un bañito en la laguna de un antiguo volcán, así que nos dispusimos de nuevo entre jaramagos, y piedras y llegamos a una pequeña playita donde nos pegamos un baño refrescante e intentamos reconstruir una pequeña balsa echa de palos, sin éxito por supuesto.
Compramos algún que otro regalito en el mirador y camino a nuestra humilde morada, porque la verdad había sido un día duro, así que cenamos algo y a la camita.